ONCE PERSONAJES EN LA PIEL DE CARLOS DEFEO

“Me convocó Lucía Cedrón (directora de Diálogos...) porque me conocía de cuando hice un casting para la película Cordero de Dios. Ensayamos en febrero y grabamos en algunas semanas de marzo y todo abril y mayo”, cuenta Defeo, quien interpreta a once personajes históricos a lo largo de la miniserie, que cuenta 13 momentos importantes en los 200 años desde la Revolución de Mayo. “Simón Bolívar fue el que más me costó interpretar y Magnetto y Sánchez Sorondo fueron los más siniestros de los once”, confiesa Defeo al diario Perfil en su edición del 1° de octubre.

“El primer capítulo que grabé fue Medios y dictadura". En la escena que encara Defeo dice que su personaje, un joven empresario de los medios, le pregunta a Lidia Papaleo (encarnada por Malena Solda) con tono intimidatorio: “¿Existe algo más importante en este momento que la seguridad suya y la de su hija?”. “Como dijo Papaleo en su declaración ante la Justicia de que no se olvidará más la mirada de Magnetto, nosotros buscamos darle importancia a esa imagen”, recordó el actor.
Defeo, de 45 años, es psicólogo, estudió con Julio Chávez y Ricardo Bartís y lleva 15 años de trayectoria como actor. Sus primeras obras en el off fueron De mal en peor y La pesca, en el Sportivo Teatral, con la que salió de gira por el exterior. “Si bien no tengo experiencia en miniseries, hacer de Magnetto me resultó un personaje, más aunque sí un desafío profesional. El guión estaba muy bueno porque se basaron en el informe de Papel Prensa que se publicó el año pasado. Las escenas no eran muchas, pero sí complejas. Recuerdo la que plasmamos en que Magnetto separa a Lidia Papaleo de la suegra y del cuñado y tiene una conversación bastante extorsiva, diría siniestra, de la historia argentina. Claro que es una versión, van a tener críticas a favor y otras en contra, más aún con todo lo que se armó con Mike Amigorena”, analiza Carlos Defeo en relación a la polémica desatada por otra ficción que abordaría el mismo tema.

“Yo defiendo a todos los personajes, no los juzgo porque soy actor, aunque a veces lo que uno defiende queda expuesto y el juicio lo pone la persona que lo ve. No me parece un personaje bueno ni malo. En la situación ésta justamente no es que muestro una parte bella de ver.” Y finaliza jurando que está tranquilo, prácticamente en el otro extremo de Amigorena, en vida y profesión, casi a años luz de llegar a sentirse presionado por su trabajo en Diálogos...: “Yo no tengo miedo de aprietes, no le temo a nada, mi familia tampoco. Soy un actor de teatro, no me conoce nadie, tengo otro perfil, aunque sería desagradable recibir presiones. Mucho menos de tener miedo de que se me cierren las puertas de Pol-ka porque nunca me las abrieron, vengo de otro género, y no tengo que quedar bien con el dueño de donde uno quiere trabajar”.